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De apellido negocio

Buenas tardes futboleros. En esta tarde de sábado os traigo un tema calentito. ¿El fútbol sigue siendo un deporte o simplemente es un negocio?
Parece una pregunta absurda cuando ves que el fútbol dentro de un estadio sigue siendo lo mismo: once contra once, un balón, dos porterías y un solo objetivo, marcar gol. Pero... vamos a mirar más allá del terreno de juego.


El fútbol de hoy en día se ha convertido en un negocio continuo. Una burbuja con la que se está jugando demasiado hasta que pueda llegar a reventar. ¿Por qué es un negocio? Posiblemente, lo primero que se nos venga a la cabeza, son los precios desorbitados de hoy en día. Sí, es la principal causa. Prácticamente todo comenzó con la llegada de los llamados petrodólares al fútbol europeo. Clubes de fútbol comprados por jeques multimillonarios como el Manchester City. Otro momento clave, fue la vuelta de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid en 2009. Aquel verano se batió el récord del fichaje más caro: 96 millones por Cristiano Ronaldo. Este fue el inicio de los fichajes de hoy en día.

Cristiano Ronaldo el día de su presentación.
En aquel momento parecía una locura que un jugador podría valer más que los 73 millones que costó Zidane en 2001. Pues bien, hoy en día es una auténtica locura. Los clubes ya no fichan por como es un jugador. De hecho, a un jugador ahora mismo se le trata como una inversión. En el verano de 2016, el Manchester United fichó por 120 millones a un jugador que ellos mismos habían vendido años atrás. ¿La causa? La venta de camisetas que Pogba podría provocar o, simplemente, la publicidad que generaría. En el verano pasado, se batieron todos los récords. El Paris Saint Germain se gastó nada más y nada menos que 222 millones en Neymar y 180 millones en Mbappé, jugador de 18 años que sólo llevaba una temporada en la Ligue 1. Debido a esos 222 millones, el FC Barcelona se gastó 150 millones en Dembelé y, ahora en invierno, 160 millones en Coutinho. A mi parecer, precios exagerados por cualquier jugador. Y cuando digo cualquiera, es cualquiera. Jugadores apenas consagrados que, si los comparamos con los grandes jugadores de la historia, no les llegarían ni a la suela de los zapatos.

El fichaje récord: 222 millones.
Y bueno, únicamente he hablado de los fichajes. Pasemos a hablar de los precios de las entradas. Esta semana se puede ver una noticia que salió en portada en el diario Marca en el cual dice: ¡24.080€! Ese es el precio de la reventa para ver la ida de los octavos de final entre el Real Madrid y el PSG. Pero el problema no es la reventa. Quieres ver un partido de liga española y por menos de 50€ no encuentras nada. Las grandes aficiones de Europa han mostrado su malestar. El caso de la afición del Bayern de Múnich. En la fase de grupos, el precio de la entrada más barata era de 75€... Sacaron una pancarta diciendo: "¿75 euros la entrada? No somos Neymar. El precio de las entradas debe ser más razonable".

Pancarta de la afición bávara.
Prácticamente, se saca sajada de cualquier cosa hoy en día en este mundillo. ¿La camiseta de tu equipo favorito? 80€. ¿Quieres el nombre de tu jugador favorito? 100€. A mi parecer, un atraco. Y a todo esto le veo un problema y es, como ya he dicho, que esto es una burbuja que en cualquier momento puede explotar. Y si explota, salpicará. Y si salpica, esperemos que no manche al fútbol de forma que desaparezca lo que tanto amamos: el fútbol como deporte. Once contra once, un balón, dos porterías y un objetivo.

Buenas tardes futboleros, ¡buen fin de semana!

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